En primer lugar, hay que ser bien en claros respecto a la imposibilidad de explicar algo como la formación de la Tierra únicamente mediante el uso de nuestra imaginación. Es decir, todos podemos inventar las más diversas historias fantásticas para explicar algo como ésto, pero lo cierto es que no podemos explicar la formación de la Tierra desde un punto de vista filosófico o metafísico, sí desde un punto de vista científico, recurriendo a la teorización desde pruebas, lógica y claro, realidad.
Ahora bien, para explicar cómo se formó la Tierra, es necesario situarnos hace más de 4.500 millones de años en el tiempo, en un momento en el que el Sistema Solar estaba en formación. Obviamente, no podemos disociar la Tierra del Sol y el resto de planetas del sistema, pues su origen está estrechamente relacionado con éstos, tal como sus movimientos en el día de hoy.
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